A rasgos generales, como hemos visto en
clase, el arte se podría concebir como una forma de comunicación simbólica
mediante la cual el artista representa y ordena objetivos, signos, sonidos o
hechos de manera que generen probablemente ciertos significados o emociones.
Pero, yendo más allá, el arte no se limita
simplemente a cumplir la función de comunicar, expresar y generar respuestas en
los sujetos. Lo más importante es su potencial poder para la transformación
social, pues a través de sus expresiones y manifestaciones puede ayudar a
modificar nuestra visión del mundo.


En la última imagen utilizada tenéis un
ejemplo del uso del arte como parte de la acción comunitaria. Se trata del
taller de danza integrada que realiza “La Estación, Espacio de Arte y Acción
Comunitaria” de Beniaján, de la del que
podéis encontrar más información en el siguiente enlace: http://laestaciondebeniajan.com/portfolio/taller-de-danza-integrada-200214/
Como última referencia, siguiendo a Barragán
y Moreno (2004), no podemos olvidarnos de la importancia, dentro del uso del
arte como instrumento para la intervención socioeducativa, de que prevalezca el
modelo de experimentación y transformación social por encima del modelo “academicista o de desarrollo de destrezas
instrumentales”. La técnica debe ser simplemente una herramienta para
alcanzar el fin transformador.
En esta línea, el arte se convierte en un
modo de acercarse al pasado de las personas, y hacer aflorar sentimientos
vinculados a esos recuerdos, empleándolo siempre de forma positiva. Y en este
sentido, permite que las personas reflejen valores y sentimientos que ni si
quiera son capaces de expresar con palabras.
Y concluyo reivindicando el papel del
educador social como el agente que hace posible todo este proceso: “el encargo social que recibe no es enseñar a
pintar, ni la vida y la obra de artistas famosos, ni procedimientos artísticos.
Lo que se le pide es que mejore la situación individual y social de los
individuos de un grupo”, y a través del arte el educador social puede “trabajar hábitos relacionales como saber
escuchar o aceptar opiniones”, “valores
sociales como la solidaridad o la aceptación de lo diferente, el desarrollo de
capacidades de expresión verbal y otras muchas capacidades cognitivas y
sociales” (Barragán y Moreno, 2004, p. 23).
¡Feliz miércoles!
Iris.
¡Feliz miércoles!
Iris.
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