"La lectura de un libro prohibido, tras una
puerta cerrada, en una noche de nieve, es uno de los mayores placeres de la
vida" (Yutang, n.d.).
La lectura, como arte, es una eficaz estrategia de
aproximación a la democratización de la cultura, pues hacer uso de ella mediante
diferentes metodologías da a los individuos la posibilidad de interaccionar con
una forma de arte.
Concretamente, como parte de la animación a la
lectura, las diferentes actividades que se realizan se clasifican en dos
pilares: las actividades inespecíficas y las actividades concretas de fomento
de la lectura.
En primer lugar, en lo que se refiere a las
inespecíficas, son aquellas en las cuales se hace uso de gran variedad de
libros, y no de uno específico, dando así la posibilidad de que las personas
que participan puedan aproximarse a aquellas lecturas que más llamen su
atención. Algunos ejemplos de actividades de este tipo serían los mercados de
trueque de libros, la biblioteca viajera, visitas a bibliotecas y librerías,
actividades de fomento de la lectura en familia, etc.
Concretamente, uno de los muchos ejemplos que
reflejan esta tipología de actividades de fomento de la lectura sería el “Taller
de cuentos La Bandera”, realizado por una agrupación cultural de la población “La
Bandera” de Chile, que se centra a rasgos generales en iniciativas como
proporcionar cuentos o poesías para que los niños lean en voz alta, letras y
dibujos para que pinten y aprendan a leer, charlas acerca de lo que se ha
leído, creación de cuentos por los propios niños, etc. Lo podéis encontrar en
el siguiente enlace: http://www.leechilelee.cl/iniciativas/taller-de-cuentos-la-bandera
Y otro ejemplo de actividades inespecíficas sería la
iniciativa del “Canal Leer”, portal educativo creado por el Ministerio de
Educación de España destinado a “promover
el hábito de la lectura a través de un lenguaje moderno y una imagen activa”.
Podéis encontrar más información en el siguiente enlace: http://www.nci.tv/index.php/menuportalvoz/submenu-educarte/709-el-canal-leer
Y en segundo lugar, las actividades concretas de
fomento de la lectura son aquellas que se orientan a trabajar con un libro
concreto y establecido de antemano a la
puesta en marcha de la actividad. Se trata de actividades que giran en
torno al objetivo de lograr que de forma no obligatoria las personas sean capaces
de leer libros porque disfruten con ello. Y esta tipología de actividades se
podría dividir en actividades que trabajan en el “antes”, el “durante” o el “después”.
En cuanto a las del “antes”, se trata de actividades
que fomentan que las personas comiencen a leer un libro concreto. Por ejemplo,
los juegos de pistas para encontrar un libro en una biblioteca.
En cuanto a las del “durante”, son actividades que
trabajan con el proceso de lectura del libro, mediante metodologías como la
tertulia dialógica (reuniones en grupo para comentar el libro), charlas
mediante las redes sociales (twitter, facebook, etc.), actividades de fomento
de la interacción entre personas que leen y que no leen, etc.
Y en cuanto a las del “después”, no se tratará nunca
de actividades orientadas a comprobar si la persona ha realizado realmente la
lectura, sino actividades orientadas a fomentar que ese proceso de lectura tenga
lugar. Un ejemplo de ello sería la proyección de películas relacionadas con el
libro una vez se haya finalizado la lectura del mismo.
Como último punto, cabría reflexionar sobre una
problemática que las acciones de fomento de la lectura están teniendo que
afrontar, y es la dificultad de eliminar las barreras invisibles, ya comentadas
en la entrada anterior, que hacen que las personas no acudan a participar a
dichas actividades aunque se oferten de forma gratuita porque se sienten
incapaces de interaccionar con estas formas de arte y de encontrar algo en
ellas que les llene. Por ello, a la hora de impulsar iniciativas de fomento de
la lectura, independientemente de la metodología que decidamos emplear, lo
principal es cuestionarse en qué medida esa actividad conseguirá que el arte
llegue a la gente, situando siempre como objetivo principal trabajar para
generar esa curiosidad en las personas que les lleve en primer lugar, a decidir
explorar, y posteriormente incluso a “engancharse” a la lectura.
Concluyo esta entrada con este fragmento de Jorge
Luis Borges, que refleja bien cuál debe ser el espíritu que debe guiar la lectura:
“El verbo leer, como el verbo amar y el
verbo soñar, no soporta el modo imperativo. Yo siempre aconsejé a mis
estudiantes que si un libro les aburre lo dejen. Que no lo lean porque es
famoso o porque es moderno o porque es antiguo. La lectura debe ser una de las
formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”.
Un saludo,
Iris.
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