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jueves, 20 de febrero de 2014

Las políticas culturales: un paso hacia la democracia cultural.

El término de políticas culturales se podría entender en rasgos generales como la presencia o ausencia de un conjunto de acciones y prácticas sociales entorno a la cultura llevadas a cabo tanto por parte de los organismos públicos como por parte de agentes sociales y culturales, que se concreta en la realización de actividades culturales y artísticas (Monclús, n.d.). No se trata, sin embargo, de simples actividades sin trascendencia, ya que a la vez que se realizan estas actividades, indirectamente se están transmitiendo ciertos valores y cierto modo de ver el mundo, modificando por lo tanto la visión del mundo de las personas implicadas. 

Y en la medida que las políticas culturales suponen un potente instrumento de construcción, transferencia y conservación de la cultura, su fomento se convierte en una necesidad y obligación moral. Por ello, es fundamental la implicación de todos los agentes de la sociedad en esta labor, no siendo suficiente con que la gestión de dichas políticas culturales sean competencia limitada de los organismos públicos, sino de toda la sociedad.

Sin embargo, la realidad es que en la actualidad el ofrecer cultura a la sociedad no es una obligación para los organismos públicos, sino una opción, y esto ha llevado a que la intervención y el interés estatal en este sentido sea muy limitada, y predomine la desigualdad social de acceso a códigos culturales en la población. 
Por todo ello se hace muy necesario reivindicar la necesidad de equilibrar estas desigualdades, dando lugar a una verdadera democracia cultural. Una democracia cultural que hoy se abre camino gracias a acciones que sobrepasan los límites de lo estatal, aunque todavía se esté muy lejos de conseguir alcanzarla.

La insuficiente de implicación cultural por parte de los organismos públicos ha supuesto una explosión de propuestas y políticas culturales que surgen de la propia ciudadanía para dar respuesta a las necesidades que ellos mismos poseen, y que contienen una riqueza incalculable.

Algunos ejemplos de este tipo de propuestas culturales serían proyectos como el de "Zaramari" o “Despacito por las piedras”, que podéis ver en los siguientes enlaces:

En suma, todo lo comentado es una muestra de hasta qué punto la cultura forma parte de la esencia del ser humano, y supone un complejo e imparable proceso de construcción de realidades y formas de ser, sentir y vivir. La cultura es vida.

Iris.

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